Es una mujer fuerte, aunque padece de una discapacidad física que la condiciona. Lucha por la custodia de sus hijos. Maltratada por el padre de sus dos pequeños, lo que más quiere en el mundo, vive además un calvario judicial.
Este jueves tiene cita en los Juzgados, donde un magistrado va a decidir sobre la custodia y el régimen de visitas. Ella se teme lo peor. Asegura que sufre “saturación” por los procesos abiertos en los tribunales a partir de la denuncia de violencia doméstica de oficio, por partes médicos, y que quiso evitar. Ahora el hombre que la maltrató, sobre el que pesan diferentes órdenes de alejamiento, la quiere criminalizar.
La mujer explicaba, con voz distorsionada en esRadio97.1, se enfrenta incluso a una posible pena de cárcel por no haber podido llevar a los niños, que ahora tienen 4-5 años, al punto de encuentro durante los últimos meses. Son desplazamientos de 7 kilómetros con unos pequeños que ya pesan 20 kilos cada uno y su madre sufre fuertes dolencias de espalda, tras un accidente, por el que tiene una discapacidad física reconocida. Durante los últimos años ha realizado el esfuerzo, prácticamente a diario, hasta que su cuerpo ha dicho que no puede más. Por eso ahora la acusan de incumplimiento con los 26 trayectos programados al mes.
Su testimonio es desgarrador. Considera que el padre de sus niños la quiere mandar a la cárcel pese a que ella se desvive por sus hijos, que también sufren. Han vivido momentos de mucha tensión, especialmente, en sus trayectos al punto de encuentro y el progenitor lleva ahora medio año sin ver a los pequeños, pese a que la madre ha ofrecido multitud de alternativas.
La mujer se siente especialmente indefensa y lamenta que, aunque la Ley la ampare, la realidad sea muy diferente. Las normas le otorgan especial protección, doble, como víctima de violencia de género y discapacitada. Sin embargo, ella siente todo lo contrario. Se siente indefensa ante las diferentes instancias que deberían velar por ella y especialmente por sus hijos, los niños, siempre los más débiles. Por eso ha decidido contar su historia: como una llamada de auxilio, casi desesperada. “Sólo pido Justicia”, concluía en ‘Es la mañana de Baleares’.